martes, 30 de noviembre de 2010

¿Quién es el que sueña?

Si preguntas a cualquier hombre en este mundo: “¿Quién es el que se despierta?, ¿Quién es el que sueña?, ¿Quién es el que está dormido sin soñar?”

Respondería:
“Es el Yo el que se despierta; es el Yo el que sueña; es el Yo el que duerme”.

Si le preguntas:
“¿Qué es este Yo?”

Te respondería:
“Este cuerpo es el Yo”.

Te diría también que es el cuerpo el que duerme. Cuando el cerebro está cansado o agotado, es el cuerpo el que duerme; cuando el cerebro es perturbado, es el cuerpo el que sueña y cuando el cerebro está descansado, es el cuerpo el que se despierta después del sueño profundo.

Un psicólogo que haya realizado un estudio especial de la mente diría que la mente, que tiene su sede en el cerebro, es el “Yo”. Diría también, que la mente es inseparable del cerebro y que ella perecerá junto con el cuerpo físico.

Los metafísicos y los que se ocupan del espíritu sostienen que la mente continúa existiendo en algún lugar después de la muerte del cuerpo. Según los psicólogos, los metafísicos y los que se ocupan del espíritu, la mente es la que se despierta, la que duerme y la que sueña y esta mente es el “Yo”.

Un teólogo diría que existe un alma que es completamente independiente del cuerpo y de la mente y que es este alma la que se despierta, sueña y duerme y que el alma es el “Yo”. Este alma entra en otro cuerpo conforme a la ley del Karma.

Un vedantín diría que ni este cuerpo, ni la mente, ni el alma son el “Yo”. Que existe una Consciencia pura, o Atman, en todos los seres, que es Infinita, Eterna, Omnipresente, Existente por Sí misma, Radiante, y Autocontenida, que no tiene partes, es atemporal, no nacida y que está más allá del espacio y de la muerte. El Atman es el verdadero “Yo”. Este “Yo” nunca se despierta, duerme, ni sueña. Él es el que ve, o el silencioso testigo (Sakshi) de los tres estados del despertar, soñar y dormir. Él permanece en el estado Turiya, cuarto estado, que trasciende a los otros tres estados.

Es el falso “Yo” denominado “Ahamkara”, o ego, o ese Jiva, el que se despierta, duerme y sueña. Él que se despierta, el que duerme y el que sueña son personalidades cambiantes y por tanto e irreales.

El verdadero ser, el auténtico “Yo”, nunca se despierta, ni duerme, ni sueña. Desde el punto de vista de la Verdad Absoluta, o Paramartha Satta, nadie se despierta, ni duerme, ni sueña.


miércoles, 24 de noviembre de 2010

La Filosofía del Sueño

I



Uno sueña muchas cosas que nunca se van a experimentar en esta vida, como cuando soñamos que estamos volando por el aire.

Un sueño no es una experiencia completamente nueva, porque en la mayoría de los casos es el recuerdo de experiencias pasadas.

En el estado de vigilia la luz del ser se entremezcla con las funciones de los órganos de acción y percepción, del intelecto, la mente, las luces del mundo exterior, etc.

En los sueños, el ser llega a ser claro y está aislado, pues los órganos de acción y de percepción (los sentidos) no actúan y las luces, como la del sol, que les ayudan, están ausentes.

El que sueña no está afectado por cualquiera que sea el resultado de lo bueno o malo que vea en el sueño. Nadie le considerará un pecador por los posibles pecados que haya cometido durante el sueño. Las personas que le hayan oído hablar de sus sueños, no le condenarán no le eludirán por ellos.

El que sueña sólo aparenta llevar acabo una actividad en el sueño, pero realmente no existe esa actividad. Las escrituras (Sutri) mencionan: “Ve que disfruta con la compañía de mujeres”. (Bri. Up. IV, iii.13). Describe sus experiencias en los sueños condicionalmente: “Lo veo hoy como si una manada de elefantes estuviera corriendo”. Por lo tanto, el ser del que sueña no mantiene ninguna actividad durante el sueño.

La acción se realiza por el contacto del cuerpo y los sentidos. Nunca vemos una cosa sin forma que esté en actividad. El Ser no tiene forma, por ello, no está apegado. Como este Ser está desapegado, permanece sin ser tocado o afectado por lo que contempla en el sueño. De aquí que no podamos atribuirle ninguna actividad, dado que la actividad procede del contacto del cuerpo y los órganos sensoriales. No hay contacto para el Ser, porque este Ser infinito está desapegado y es inmortal.

Algunos médicos dicen: “No le despertéis de repente o bruscamente”, porque ellos consideran que durante el sueño el ser sale del cuerpo del estado de vigilia, a través de las puertas de los órganos sensoriales, y permanece aislado allá fuera. Si se despierta a alguien bruscamente, puede que no encuentre esas puertas de los órganos para regresar.

Si no encuentra el órgano adecuado, entonces el cuerpo puede llegar a ser un problema para el médico. No volver a atravesar las puertas de los órganos puede tener su origen en diversas causas y puede producir algunos defectos como la ceguera o la sordera, difíciles de tratar para el médico.




II



Los sueños se deben a las impresiones mentales (Vasanas) producidas durante el estado de vigilia. El nivel de conciencia o lucidez en un sueño depende del conocimiento previo adquirido durante la vigilia.

Los sueños tienen el propósito de alegrar, o bien entristecer y asustar al que duerme, de forma que le compense por sus actos positivos o negativos. Su Adrishta (destino) proporciona de este modo la causa eficiente de los sueños.

Incluso en el estado de sueño, no todos los instrumentos del ser están en reposo. Incluso entonces, el ser está conectado con Buddhi (el intelecto) como dicen las escrituras: “Habiéndose convertido en un sueño, junto con Buddhi el [yo] pasa más allá de este mundo”; “Cuando los sentidos permanecen en reposo y la mente no está en reposo sino ocupada con los objetos, has de saber que ese estado es el del sueño”.

Las escrituras señalan que los deseos son modificaciones de la mente (Bri. Up. I-v-3). Los deseos se observan en los sueños. Por lo tanto, el ser vaga por los sueños junto con la mente.

La escritura, al describir nuestras acciones en los sueños los califica mediante el término “como si estuviera”. “Como si estuviera regocijándose con mujeres, o como si estuviera riéndose, o teniendo terribles visiones” (Bri. Up. IV, iii-13). La gente normal también describe los sueños de la misma manera. “Yo subí como si estuviera en la cima de una montaña, y vi un árbol, o lo que fuera”.

La creación de sueños no es real. La realidad implica la presencia de factores como el tiempo, el espacio y la causalidad. Además, la realidad no se puede agujerear o hacer que aparezca absurda o inconsistente. La creación de sueños no tiene estos rasgos temporales, espaciales y causales.



Los sueños se denominan ‘Sandhya’ o el estado intermedio, por que está a medio camino entre el estado de vigilia y el estado de sueño profundo, entre el Jagrat y el Sushupti.




III



Los sueños, aunque de naturaleza extraña e ilusoria, son un buen indicador de la condición elevada o baja, tanto moral como espiritual, del que sueña. Aquel que tenga un corazón puro e inmaculado no tendrá nunca sueños impuros. Un aspirante que esté siempre meditando soñará con su Sadhana (práctica espiritual) y con el objeto de sus meditaciones. Él adorará al Señor y recitará Su Nombre y Mantra, incluso durante el sueño, por la fuerza de los Samskara.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Filosofía de un Sueño

Algunos Karmas se elaboran y resuelven también en los sueños. Un rey experimentó un sueño en el que vivía como un mendigo y sufría los dolores del hambre y de esa forma, algunos karmas negativos del rey se purgaron con esa experiencia.

Si un hombre no puede llegar a ser rey, debido a la influencia funesta de algunos planetas, entonces él puede representar el papel de rey en sus sueños, su fuerte deseo se materializa en el estado de sueño.

Cuando uno experimenta sueños agradables, obtiene más placer en los sueños que en el estado de vigilia, debido a que la mente trabaja con mayor libertad durante el sueño.

Si has hecho preparativos para ir a Bombay por la mañana del 30 de Abril, puede que tengas un sueño la noche de la víspera del viaje, en el cual estás comprando un billete en la estación, subes al tren y luego encuentras a tu llegada que algunos amigos han venido a recibirte en el andén de la estación de Bombay. Los fuertes pensamientos del estado de vigilia encuentran su expresión enseguida durante el estado de sueño.

Cuando un fuerte deseo no se satisface durante la vigilia, obtienes su satisfacción durante el sueño. La mente tiene más libertad en el estado de sueño, entonces, la mente es como un elefante furioso que está desatado.


domingo, 7 de noviembre de 2010

Estudio del Estado de Sueño

Una vez, un discípulo se acercó a su Guru, se postró antes Sus Pies en Loto y con las manos juntas planteó la siguiente cuestión:

Discípulo: ¡Oh mi Venerado Guru! Por favor, dime, ¿cuál es el camino para atravesar este ciclo de nacimientos y muertes?

Guru: ¡Mi querido discípulo! Si puedes entender quién eres tú, entonces podrás sobrepasar este ciclo de nacimientos y muertes.

Discípulo: ¡Oh Guru! No soy tan tonto como para no entenderme. No hay ningún hombre en la tierra que no se entienda a sí mismo, pero todos y cada uno de ellos están padeciendo sus ciclos de nacimientos y muertes.

Guru: No, no. Tendrías que entender la naturaleza entre el cuerpo y esa persona para quien está destinado este cuerpo. Solamente entonces se puede decir que uno se haya comprendido a sí mismo.

Discípulo: ¿Quién es la persona a la que pertenece este cuerpo?

Guru: Este Deha (cuerpo) pertenece a Dehi (Atman). Intenta comprender la verdadera naturaleza del Atman (el Ser Supremo).

Discípulo: No veo a nadie al lado de este cuerpo.

Guru: Cuando este cuerpo estaba soñando, ¿quién era la persona que experimentaba tus sueños? De nuevo, durante el sueño profundo, ¿quién era el que disfrutaba de ese estado? Cuando te despiertas, ¿quién es el que está consciente del mundo de vigilia, de tus sueños y de la profundidad del sueño profundo?

Discípulo: Comienzo a tener una ligera idea de la naturaleza del Atman que está presente en los tres estados.

De la conversación anterior entre el Guru y su discípulo, queda claro que los estados de soñar y de sueño profundo son dignos de nuestro estudio para poder entender la verdadera naturaleza del Alma, ya que pretendemos tener cierto conocimiento al menos de nuestra consciencia en el estado de vigilia.

El sueño no es sino una perturbación del estado de sueño profundo y el estudio del primero, en lo relativo a su origen, funcionamiento, propósito y significado, nos conducirá naturalmente al estudio también del estado de sueño profundo.

La mejor forma de estudiar a una materia es rastrear su historia y desarrollo de la mano de autores eminentes y enfocar nuestro juicio crítico sobre lo que hemos estudiado en sus tratados y rectificar cualquier omisión, cuando tengamos un análisis completo y satisfactorio sobre dicha materia.

El sueño revela dentro de sí esos mecanismos mentales inconscientes, que evolucionan durante su desarrollo para controlar y dar forma al ego instintivo primitivo y amoldarlo a esa forma de conducta demandada por la civilización contemporánea. Es por lo tanto indispensable, para poder interpretar los sueños, tener un conocimiento eficaz del sueño como forma de funcionamiento característico de la psique, esto es, disponer del conocimiento de los mecanismos del sueño y de la teoría del simbolismo inconsciente. Este conocimiento puede obtenerse intelectualmente, a través de los libros escritos por las autoridades en la materia, pero la convicción interior es el resultado sólo de la experiencia analítica personal.

Los sueños deberían considerarse como productos psíquicos del individuo, procedentes del almacén de las experiencias específicas y en efecto el sujeto que sueña puede que de forma consciente no recuerde, ni sepa sobre esas experiencias concretas.

En el análisis de un sueño, se diría que la asimilación por el ego del conocimiento de la mente inconsciente, es una parte esencial del proceso psíquico. El principio subyacente en una explicación válida consiste en la revelación de lo desconocido, que está implícito en lo conocido en términos del individuo. Este principio existe en todas las interpretaciones verdaderas de los sueños.

El valor de un sueño yace por lo tanto no sólo en descubrir el material más reciente por medio de su contenido manifestado, sino en el lenguaje usado en la narración del sueño y en las asociaciones facilitadas por el sujeto, que ayudarán todos ellos a desvelar su auténtico significado.

El sueño y su análisis será, por lo tanto, interesante para comprender la verdadera naturaleza del individuo. Por ello, citamos en las páginas siguientes extractos relevantes de las conferencias de Sigmund Freud, famosa autoridad en esa materia y los desarrollaremos más allá, si fuera necesario, con la ayuda del conocimiento que tenemos de los sabios y videntes de la India.