miércoles, 24 de noviembre de 2010

La Filosofía del Sueño

I



Uno sueña muchas cosas que nunca se van a experimentar en esta vida, como cuando soñamos que estamos volando por el aire.

Un sueño no es una experiencia completamente nueva, porque en la mayoría de los casos es el recuerdo de experiencias pasadas.

En el estado de vigilia la luz del ser se entremezcla con las funciones de los órganos de acción y percepción, del intelecto, la mente, las luces del mundo exterior, etc.

En los sueños, el ser llega a ser claro y está aislado, pues los órganos de acción y de percepción (los sentidos) no actúan y las luces, como la del sol, que les ayudan, están ausentes.

El que sueña no está afectado por cualquiera que sea el resultado de lo bueno o malo que vea en el sueño. Nadie le considerará un pecador por los posibles pecados que haya cometido durante el sueño. Las personas que le hayan oído hablar de sus sueños, no le condenarán no le eludirán por ellos.

El que sueña sólo aparenta llevar acabo una actividad en el sueño, pero realmente no existe esa actividad. Las escrituras (Sutri) mencionan: “Ve que disfruta con la compañía de mujeres”. (Bri. Up. IV, iii.13). Describe sus experiencias en los sueños condicionalmente: “Lo veo hoy como si una manada de elefantes estuviera corriendo”. Por lo tanto, el ser del que sueña no mantiene ninguna actividad durante el sueño.

La acción se realiza por el contacto del cuerpo y los sentidos. Nunca vemos una cosa sin forma que esté en actividad. El Ser no tiene forma, por ello, no está apegado. Como este Ser está desapegado, permanece sin ser tocado o afectado por lo que contempla en el sueño. De aquí que no podamos atribuirle ninguna actividad, dado que la actividad procede del contacto del cuerpo y los órganos sensoriales. No hay contacto para el Ser, porque este Ser infinito está desapegado y es inmortal.

Algunos médicos dicen: “No le despertéis de repente o bruscamente”, porque ellos consideran que durante el sueño el ser sale del cuerpo del estado de vigilia, a través de las puertas de los órganos sensoriales, y permanece aislado allá fuera. Si se despierta a alguien bruscamente, puede que no encuentre esas puertas de los órganos para regresar.

Si no encuentra el órgano adecuado, entonces el cuerpo puede llegar a ser un problema para el médico. No volver a atravesar las puertas de los órganos puede tener su origen en diversas causas y puede producir algunos defectos como la ceguera o la sordera, difíciles de tratar para el médico.




II



Los sueños se deben a las impresiones mentales (Vasanas) producidas durante el estado de vigilia. El nivel de conciencia o lucidez en un sueño depende del conocimiento previo adquirido durante la vigilia.

Los sueños tienen el propósito de alegrar, o bien entristecer y asustar al que duerme, de forma que le compense por sus actos positivos o negativos. Su Adrishta (destino) proporciona de este modo la causa eficiente de los sueños.

Incluso en el estado de sueño, no todos los instrumentos del ser están en reposo. Incluso entonces, el ser está conectado con Buddhi (el intelecto) como dicen las escrituras: “Habiéndose convertido en un sueño, junto con Buddhi el [yo] pasa más allá de este mundo”; “Cuando los sentidos permanecen en reposo y la mente no está en reposo sino ocupada con los objetos, has de saber que ese estado es el del sueño”.

Las escrituras señalan que los deseos son modificaciones de la mente (Bri. Up. I-v-3). Los deseos se observan en los sueños. Por lo tanto, el ser vaga por los sueños junto con la mente.

La escritura, al describir nuestras acciones en los sueños los califica mediante el término “como si estuviera”. “Como si estuviera regocijándose con mujeres, o como si estuviera riéndose, o teniendo terribles visiones” (Bri. Up. IV, iii-13). La gente normal también describe los sueños de la misma manera. “Yo subí como si estuviera en la cima de una montaña, y vi un árbol, o lo que fuera”.

La creación de sueños no es real. La realidad implica la presencia de factores como el tiempo, el espacio y la causalidad. Además, la realidad no se puede agujerear o hacer que aparezca absurda o inconsistente. La creación de sueños no tiene estos rasgos temporales, espaciales y causales.



Los sueños se denominan ‘Sandhya’ o el estado intermedio, por que está a medio camino entre el estado de vigilia y el estado de sueño profundo, entre el Jagrat y el Sushupti.




III



Los sueños, aunque de naturaleza extraña e ilusoria, son un buen indicador de la condición elevada o baja, tanto moral como espiritual, del que sueña. Aquel que tenga un corazón puro e inmaculado no tendrá nunca sueños impuros. Un aspirante que esté siempre meditando soñará con su Sadhana (práctica espiritual) y con el objeto de sus meditaciones. Él adorará al Señor y recitará Su Nombre y Mantra, incluso durante el sueño, por la fuerza de los Samskara.

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