lunes, 27 de diciembre de 2010

Libros de Sri Swami Sivananda en español

Venid, venid amigos míos


¡Mi llamada es irresistible,
ha transformado innumerables vidas.
No gastéis vuestras vidas preciosas,
jugando a las cartas y en charlas vanas!
¡dejad los debates apasionados y las discusiones,
destruid todos los centros de placer,
abandonad el deseo por el bienestar y las comodidades,
apagad el fuego de la lujuria inflamable.
Destruid la ciudadela del egoísmo,
Sed rápidos, sed rápidos, amigos míos!
Cantad el Nombre del Señor día y noche,
sumergidos ahora en el Océano de Dicha
y entrad en el dominio ilimitado del Atma interior.
Venid, venid amigos míos, sumergidos rápido,
no tardéis, no os demoréis,
disfrutad de la Felicidad de la
Sabiduría.



Libros de Sri Swami Sivananda para descargar:

viernes, 24 de diciembre de 2010

La Vida en el Plano Astral

Durante la práctica, un día usted sentirá que se separó del cuerpo. Tendrá una alegría inmensa, mezclada con temor; alegría porque posee una luz nueva, el cuerpo astral; y temor, debido a que entra en un plano extraño y desconocido. Desde el comienzo mismo, la consciencia nueva es muy rudimentaria en el nuevo plano. Usted sólo percibirá que tiene un cuerpo liviano y aéreo, y una atmósfera astral giratoria, vibrante y limitada, iluminada por luces doradas, objetos y seres. Tal vez sienta que está flotando en el aire.
 

Jamás se caerá, pero la nueva experiencia de lo sutil genera, al principio, novedosos sentimientos y sensaciones. Usted ignora cómo abandona el cuerpo y permanece allí. Ignora cómo se separó completamente del cuerpo. Esa alegría nueva es inexpresable. Tendrá que sentirla y experimentarla usted mismo. Cuando vuelve a la consciencia del cuerpo, hay un anhelo intenso de recuperar la nueva consciencia y permanecer siempre en ese estado. Acaso, durante el Sadhana, y mediante reiterados intentos, usted pueda ir más allá de la consciencia del cuerpo una vez por mes, más o menos. Si se afana pacientemente, mediante prácticas yóguicas, usted será capaz de abandonar su cuerpo a voluntad y quedar así durante largo tiempo.
 

Tan sólo queriéndolo usted podrá viajar a cualquier sitio que guste con su cuerpo astral y materializarse allí extrayendo el material necesario del Ahamkara o depósito universal. El procedimiento es sencillísimo para los ocultistas y Yogis que conocen la razón fundamental de esto y la técnica minuciosa ce las diversas operaciones. Quienes puedan funcionar con el cuerpo astral podrán muy fácilmente leer el pensamiento, transferir los pensamientos, curar paranormalmente, curar a estancia, etc. Los rayos mentales concentrados podrán traspasar muros opacos y viajar kilómetros y kilómetros.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Experiencias Espírituales



1. El amanecer de la nueva vida
Estaba cansado de esta vida ilusoria de placeres sensoriales,
llegué a disgustarme bastante con esta prisión corporal.
Participé en Satsanga con Mahatmas
y bebí sus instrucciones como néctar.
Crucé el terrible bosque del amor y el odio.
Me elevé muy lejos del mundo,
más allá del bien y el mal.
Llegué a la frontera del gran silencio
y capturé el esplendor del Alma interior.
Ahora todas mis penas han terminado,
mi corazón está pleno de gozo,
y la paz ha entrado en mi alma.
De repente fui elevado fuera de mi vida,
entonces amaneció una vida nueva.
Experimenté el Mundo interior de la Realidad,
lo Invisible llenó mi alma y mi cabeza.
Fui bañado por un flujo de resplandor inefable,
vi al Señor tras todos los nombres y formas
y me di cuenta que yo soy la Luz.

2.  Experiencias espirituales preliminares
I
Más y más desapego y discernimiento.
Más y más anhelo ferviente por la liberación.
Paz, alegría, contento,
coraje, estado mental de calma plena,
brillo en los ojos, buen olor corporal.
Complexión hermosa, dulzura, voz poderosa,
salud maravillosa, espíritu, vigor y vitalidad,
libertad de la enfermedad, la pereza y la depresión,
cuerpo ligero, mente alerta,
fuego digestivo (Jatharagni) poderoso,
anhelo por sentarse y meditar durante mucho tiempo,
aversión a las charlas y la compañía de gente mundana,
sentir la Presencia de Dios en todos lados.
Amor por todas las criaturas,
sentir que todas las formas lo son del Señor,
que el mundo es el Mismísimo Señor.
 
Ausencia de Ghrina (disgusto hacia cualquier criatura)
incluso por los que te desprecian e insultan.
Fortaleza mental para soportar el insulto y la ofensa
y para enfrentar peligros y calamidades.
Son algunas de las experiencias espirituales preliminares,
que indican que uno avanza,
en la senda espiritual.

II
Globos de luces blancas, luces de colores,
soles, estrellas durante la meditación,
aroma divino, sabor divino,
visión del Señor durante el sueño,
experiencias extraordinarias, sobrehumanas,
visión del Señor en forma humana,
como un Brahmín,
como un anciano,
como un leproso,
como un intocable con harapos.
Hablar con el Señor,
experiencias espirituales preliminares.
Después viene la consciencia cósmica o Savikalpa Samadhi,
las que experimentó Arjuna.
Finalmente el aspirante entra en el Nirvikalpa Samadhi,
donde no existe el que ve, ni lo que es visto.
Donde nada se ve, ni se oye.
Allí te conviertes en uno con el Eterno.

3. He ganado el juego de la vida
Por medio de la Gracia del Señor y del Sat-Guru,
soy desapegado y libre.
Todas las dudas y las ilusiones engañosas han desaparecido.
Soy libre y siempre dichoso,
estoy libre del miedo,
y habito Ese Estado no dual.
El miedo es causado por la dualidad.
Estoy saturado de Brahman,
he alcanzado la perfección y la libertad.
Vivo en la consciencia pura.
He ganado el juego de la vida.
¡He ganado! ¡¡ He ganado!! ¡¡¡ He ganado!!!

martes, 14 de diciembre de 2010

Sueños Proféticos

A veces, los sueños auguran una buena o mala fortuna (sueños premonitorios). La escritura enseña:

“Cuando un hombre dedicado a un trabajo por un anhelo especial, ve en sus sueños a una mujer, puede deducir de esa visión, que le espera el éxito”. “Entonces, una vez lavada la vasija de Mantha que deberá ser de metal de campana o de madera, deja que se tumbe al lado del fuego sobre una piel o sobre el suelo desnudo silenciosamente y solo. Si en sus sueños ve a una mujer, hazle saber que eso es un presagio de que su sacrificio ha tenido éxito”. (Chh. Up. V-2-8-9)

Otros pasajes de las escrituras declaran que ciertos sueños indican la proximidad de la muerte, por ejemplo:
“Si él ve a un hombre negro, con dientes negros, ese hombre le matará”. (Kaushitaki Brahmana)

Aquéllos que también comprenden la ciencia de los sueños mantienen la opinión de que el sueño de montar en elefante y similares, es una señal de buena suerte; mientras que significaría mala suerte soñar con montar en burro.

El Señor Siva enseñó a Visvamitra, mientras soñaba, el Mantra denominado ‘Ramaraksha’. A la mañana siguiente, Visvamitra al despertar de su sueño lo transcribió exactamente.

Algunos trabajos de genios, como los poemas, etc., se encuentran en los sueños. Ciertos remedios para enfermedades se han prescrito en sueños. A veces, el objeto exacto que se vio en el sueño, se ve después en el estado de vigilia.

Vyasa y otros sabios, que conocieron la ciencia de los sueños señalan:
“Cualquier cosa que un Brahmin o un Dios, un toro o un rey pueda decir a una persona en sueños, se cumplirá”.

Ramanuja sostiene lo siguiente:
“Debido a que las imágenes de un sueño se producen por el mismísimo Dios, por ello ellas tienen un significado profético”.

martes, 30 de noviembre de 2010

¿Quién es el que sueña?

Si preguntas a cualquier hombre en este mundo: “¿Quién es el que se despierta?, ¿Quién es el que sueña?, ¿Quién es el que está dormido sin soñar?”

Respondería:
“Es el Yo el que se despierta; es el Yo el que sueña; es el Yo el que duerme”.

Si le preguntas:
“¿Qué es este Yo?”

Te respondería:
“Este cuerpo es el Yo”.

Te diría también que es el cuerpo el que duerme. Cuando el cerebro está cansado o agotado, es el cuerpo el que duerme; cuando el cerebro es perturbado, es el cuerpo el que sueña y cuando el cerebro está descansado, es el cuerpo el que se despierta después del sueño profundo.

Un psicólogo que haya realizado un estudio especial de la mente diría que la mente, que tiene su sede en el cerebro, es el “Yo”. Diría también, que la mente es inseparable del cerebro y que ella perecerá junto con el cuerpo físico.

Los metafísicos y los que se ocupan del espíritu sostienen que la mente continúa existiendo en algún lugar después de la muerte del cuerpo. Según los psicólogos, los metafísicos y los que se ocupan del espíritu, la mente es la que se despierta, la que duerme y la que sueña y esta mente es el “Yo”.

Un teólogo diría que existe un alma que es completamente independiente del cuerpo y de la mente y que es este alma la que se despierta, sueña y duerme y que el alma es el “Yo”. Este alma entra en otro cuerpo conforme a la ley del Karma.

Un vedantín diría que ni este cuerpo, ni la mente, ni el alma son el “Yo”. Que existe una Consciencia pura, o Atman, en todos los seres, que es Infinita, Eterna, Omnipresente, Existente por Sí misma, Radiante, y Autocontenida, que no tiene partes, es atemporal, no nacida y que está más allá del espacio y de la muerte. El Atman es el verdadero “Yo”. Este “Yo” nunca se despierta, duerme, ni sueña. Él es el que ve, o el silencioso testigo (Sakshi) de los tres estados del despertar, soñar y dormir. Él permanece en el estado Turiya, cuarto estado, que trasciende a los otros tres estados.

Es el falso “Yo” denominado “Ahamkara”, o ego, o ese Jiva, el que se despierta, duerme y sueña. Él que se despierta, el que duerme y el que sueña son personalidades cambiantes y por tanto e irreales.

El verdadero ser, el auténtico “Yo”, nunca se despierta, ni duerme, ni sueña. Desde el punto de vista de la Verdad Absoluta, o Paramartha Satta, nadie se despierta, ni duerme, ni sueña.


miércoles, 24 de noviembre de 2010

La Filosofía del Sueño

I



Uno sueña muchas cosas que nunca se van a experimentar en esta vida, como cuando soñamos que estamos volando por el aire.

Un sueño no es una experiencia completamente nueva, porque en la mayoría de los casos es el recuerdo de experiencias pasadas.

En el estado de vigilia la luz del ser se entremezcla con las funciones de los órganos de acción y percepción, del intelecto, la mente, las luces del mundo exterior, etc.

En los sueños, el ser llega a ser claro y está aislado, pues los órganos de acción y de percepción (los sentidos) no actúan y las luces, como la del sol, que les ayudan, están ausentes.

El que sueña no está afectado por cualquiera que sea el resultado de lo bueno o malo que vea en el sueño. Nadie le considerará un pecador por los posibles pecados que haya cometido durante el sueño. Las personas que le hayan oído hablar de sus sueños, no le condenarán no le eludirán por ellos.

El que sueña sólo aparenta llevar acabo una actividad en el sueño, pero realmente no existe esa actividad. Las escrituras (Sutri) mencionan: “Ve que disfruta con la compañía de mujeres”. (Bri. Up. IV, iii.13). Describe sus experiencias en los sueños condicionalmente: “Lo veo hoy como si una manada de elefantes estuviera corriendo”. Por lo tanto, el ser del que sueña no mantiene ninguna actividad durante el sueño.

La acción se realiza por el contacto del cuerpo y los sentidos. Nunca vemos una cosa sin forma que esté en actividad. El Ser no tiene forma, por ello, no está apegado. Como este Ser está desapegado, permanece sin ser tocado o afectado por lo que contempla en el sueño. De aquí que no podamos atribuirle ninguna actividad, dado que la actividad procede del contacto del cuerpo y los órganos sensoriales. No hay contacto para el Ser, porque este Ser infinito está desapegado y es inmortal.

Algunos médicos dicen: “No le despertéis de repente o bruscamente”, porque ellos consideran que durante el sueño el ser sale del cuerpo del estado de vigilia, a través de las puertas de los órganos sensoriales, y permanece aislado allá fuera. Si se despierta a alguien bruscamente, puede que no encuentre esas puertas de los órganos para regresar.

Si no encuentra el órgano adecuado, entonces el cuerpo puede llegar a ser un problema para el médico. No volver a atravesar las puertas de los órganos puede tener su origen en diversas causas y puede producir algunos defectos como la ceguera o la sordera, difíciles de tratar para el médico.




II



Los sueños se deben a las impresiones mentales (Vasanas) producidas durante el estado de vigilia. El nivel de conciencia o lucidez en un sueño depende del conocimiento previo adquirido durante la vigilia.

Los sueños tienen el propósito de alegrar, o bien entristecer y asustar al que duerme, de forma que le compense por sus actos positivos o negativos. Su Adrishta (destino) proporciona de este modo la causa eficiente de los sueños.

Incluso en el estado de sueño, no todos los instrumentos del ser están en reposo. Incluso entonces, el ser está conectado con Buddhi (el intelecto) como dicen las escrituras: “Habiéndose convertido en un sueño, junto con Buddhi el [yo] pasa más allá de este mundo”; “Cuando los sentidos permanecen en reposo y la mente no está en reposo sino ocupada con los objetos, has de saber que ese estado es el del sueño”.

Las escrituras señalan que los deseos son modificaciones de la mente (Bri. Up. I-v-3). Los deseos se observan en los sueños. Por lo tanto, el ser vaga por los sueños junto con la mente.

La escritura, al describir nuestras acciones en los sueños los califica mediante el término “como si estuviera”. “Como si estuviera regocijándose con mujeres, o como si estuviera riéndose, o teniendo terribles visiones” (Bri. Up. IV, iii-13). La gente normal también describe los sueños de la misma manera. “Yo subí como si estuviera en la cima de una montaña, y vi un árbol, o lo que fuera”.

La creación de sueños no es real. La realidad implica la presencia de factores como el tiempo, el espacio y la causalidad. Además, la realidad no se puede agujerear o hacer que aparezca absurda o inconsistente. La creación de sueños no tiene estos rasgos temporales, espaciales y causales.



Los sueños se denominan ‘Sandhya’ o el estado intermedio, por que está a medio camino entre el estado de vigilia y el estado de sueño profundo, entre el Jagrat y el Sushupti.




III



Los sueños, aunque de naturaleza extraña e ilusoria, son un buen indicador de la condición elevada o baja, tanto moral como espiritual, del que sueña. Aquel que tenga un corazón puro e inmaculado no tendrá nunca sueños impuros. Un aspirante que esté siempre meditando soñará con su Sadhana (práctica espiritual) y con el objeto de sus meditaciones. Él adorará al Señor y recitará Su Nombre y Mantra, incluso durante el sueño, por la fuerza de los Samskara.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Filosofía de un Sueño

Algunos Karmas se elaboran y resuelven también en los sueños. Un rey experimentó un sueño en el que vivía como un mendigo y sufría los dolores del hambre y de esa forma, algunos karmas negativos del rey se purgaron con esa experiencia.

Si un hombre no puede llegar a ser rey, debido a la influencia funesta de algunos planetas, entonces él puede representar el papel de rey en sus sueños, su fuerte deseo se materializa en el estado de sueño.

Cuando uno experimenta sueños agradables, obtiene más placer en los sueños que en el estado de vigilia, debido a que la mente trabaja con mayor libertad durante el sueño.

Si has hecho preparativos para ir a Bombay por la mañana del 30 de Abril, puede que tengas un sueño la noche de la víspera del viaje, en el cual estás comprando un billete en la estación, subes al tren y luego encuentras a tu llegada que algunos amigos han venido a recibirte en el andén de la estación de Bombay. Los fuertes pensamientos del estado de vigilia encuentran su expresión enseguida durante el estado de sueño.

Cuando un fuerte deseo no se satisface durante la vigilia, obtienes su satisfacción durante el sueño. La mente tiene más libertad en el estado de sueño, entonces, la mente es como un elefante furioso que está desatado.


domingo, 7 de noviembre de 2010

Estudio del Estado de Sueño

Una vez, un discípulo se acercó a su Guru, se postró antes Sus Pies en Loto y con las manos juntas planteó la siguiente cuestión:

Discípulo: ¡Oh mi Venerado Guru! Por favor, dime, ¿cuál es el camino para atravesar este ciclo de nacimientos y muertes?

Guru: ¡Mi querido discípulo! Si puedes entender quién eres tú, entonces podrás sobrepasar este ciclo de nacimientos y muertes.

Discípulo: ¡Oh Guru! No soy tan tonto como para no entenderme. No hay ningún hombre en la tierra que no se entienda a sí mismo, pero todos y cada uno de ellos están padeciendo sus ciclos de nacimientos y muertes.

Guru: No, no. Tendrías que entender la naturaleza entre el cuerpo y esa persona para quien está destinado este cuerpo. Solamente entonces se puede decir que uno se haya comprendido a sí mismo.

Discípulo: ¿Quién es la persona a la que pertenece este cuerpo?

Guru: Este Deha (cuerpo) pertenece a Dehi (Atman). Intenta comprender la verdadera naturaleza del Atman (el Ser Supremo).

Discípulo: No veo a nadie al lado de este cuerpo.

Guru: Cuando este cuerpo estaba soñando, ¿quién era la persona que experimentaba tus sueños? De nuevo, durante el sueño profundo, ¿quién era el que disfrutaba de ese estado? Cuando te despiertas, ¿quién es el que está consciente del mundo de vigilia, de tus sueños y de la profundidad del sueño profundo?

Discípulo: Comienzo a tener una ligera idea de la naturaleza del Atman que está presente en los tres estados.

De la conversación anterior entre el Guru y su discípulo, queda claro que los estados de soñar y de sueño profundo son dignos de nuestro estudio para poder entender la verdadera naturaleza del Alma, ya que pretendemos tener cierto conocimiento al menos de nuestra consciencia en el estado de vigilia.

El sueño no es sino una perturbación del estado de sueño profundo y el estudio del primero, en lo relativo a su origen, funcionamiento, propósito y significado, nos conducirá naturalmente al estudio también del estado de sueño profundo.

La mejor forma de estudiar a una materia es rastrear su historia y desarrollo de la mano de autores eminentes y enfocar nuestro juicio crítico sobre lo que hemos estudiado en sus tratados y rectificar cualquier omisión, cuando tengamos un análisis completo y satisfactorio sobre dicha materia.

El sueño revela dentro de sí esos mecanismos mentales inconscientes, que evolucionan durante su desarrollo para controlar y dar forma al ego instintivo primitivo y amoldarlo a esa forma de conducta demandada por la civilización contemporánea. Es por lo tanto indispensable, para poder interpretar los sueños, tener un conocimiento eficaz del sueño como forma de funcionamiento característico de la psique, esto es, disponer del conocimiento de los mecanismos del sueño y de la teoría del simbolismo inconsciente. Este conocimiento puede obtenerse intelectualmente, a través de los libros escritos por las autoridades en la materia, pero la convicción interior es el resultado sólo de la experiencia analítica personal.

Los sueños deberían considerarse como productos psíquicos del individuo, procedentes del almacén de las experiencias específicas y en efecto el sujeto que sueña puede que de forma consciente no recuerde, ni sepa sobre esas experiencias concretas.

En el análisis de un sueño, se diría que la asimilación por el ego del conocimiento de la mente inconsciente, es una parte esencial del proceso psíquico. El principio subyacente en una explicación válida consiste en la revelación de lo desconocido, que está implícito en lo conocido en términos del individuo. Este principio existe en todas las interpretaciones verdaderas de los sueños.

El valor de un sueño yace por lo tanto no sólo en descubrir el material más reciente por medio de su contenido manifestado, sino en el lenguaje usado en la narración del sueño y en las asociaciones facilitadas por el sujeto, que ayudarán todos ellos a desvelar su auténtico significado.

El sueño y su análisis será, por lo tanto, interesante para comprender la verdadera naturaleza del individuo. Por ello, citamos en las páginas siguientes extractos relevantes de las conferencias de Sigmund Freud, famosa autoridad en esa materia y los desarrollaremos más allá, si fuera necesario, con la ayuda del conocimiento que tenemos de los sabios y videntes de la India.


domingo, 31 de octubre de 2010

El Sueño, por Swami Sivananda


Svapna significa el estado de dormir soñando, en el que el hombre disfruta de los cinco objetos de los sentidos y en el que todos los sentidos físicos están en reposo y sólo la mente está activa. La mente es, ella misma, el sujeto y el objeto. Ella crea todas las imágenes del sueño.

Al Jiva (alma individual) se le llama Taijasa cuando se encuentra en este estado. En él existe Antah-Prajna (consciencia interna). Las escrituras dicen: “No hay carros cuando uno duerme, ni caballos, ni caminos, pero uno mismo crea los carros, los caballos y los caminos”.


El mundo de los sueños está separado del mundo del estado de vigilia. La persona que está durmiendo en una cama confortable en Calcuta, completamente sana en el momento de acostarse, vaga en sueños por las calles de Delhi como si fuera un hombre enfermo y viceversa.

El estado de sueño profundo está separado de los otros dos mundos, el de los sueños y del estado de vigilia. Para el que sueña, el mundo de los sueños y sus objetos son tan reales como los objetos y experiencias que tiene en el mundo de vigilia.

Una persona soñando no es consciente de la falta de realidad del mundo de los sueños, no se da cuenta de la existencia del mundo de vigilia que está separado del sueño. El nivel de consciencia cambia y este cambio de la consciencia produce la experiencia de soñar, o bien la de estar despierto. Los objetos no cambian en sí mismos, sólo hay cambio dentro de la mente, es la propia mente la que representa diferentes papeles durante el sueño y la vigilia.

El que sueña siente que los sueños son reales mientras éstos duran, por muy incoherentes o absurdos que puedan ser, hasta algunas veces sueña que le han cortado la cabeza o que está volando por el aire.

El que sueña cree en la realidad del sueño, así como en las diferentes experiencias que tiene durante ese estado. Sólo cuando se despierta del sueño, sabe o se da cuenta que lo que había experimentado era algo falso, un simple sueño o ilusión. El caso del Jiva en el mundo de vigilia es análogo al anterior. El Jiva ignorante imagina que el mundo fenoménico (de vigilia) con sus placeres sensoriales es real. Pero cuando se despierta a la verdadera realidad de las cosas, cuando cambia su punto de vista, cuando la pantalla de Avidya  (ignorancia) se retira, entonces se da cuenta de que este mundo de vigilia es también irreal como el mundo de los sueños.

Durante el sueño un pobre se convierte una persona poderosa y opulenta, disfruta de todo tipo de placeres, se casa con una Maharani, vive en un magnífico palacio y tiene varios hijos. Casa a su hija mayor con el hijo de un Maha-Raja, viaja por el Continente con su mujer y sus hijos, luego regresa y visita varios lugares de peregrinaje y finalmente, muere de neumonía en Benarés. En sólo cinco minutos, tiene todas esas experiencias. ¡Qué gran maravilla!

Igual que durante el sueño, también en la vigilia los objetos que se ven son insustanciales, aunque los dos estados se diferencian porque en el primero los objetos son internos y sutiles, mientras que en el segundo son externos, burdos y duraderos.

El sabio considera que el estado de vigilia así como el de sueño son uno, como consecuencia de la semejanza de la experiencia objetiva obtenida en ambos casos. Así como los sabios dicen que los sueños y las ilusiones son castillos de arena, el Vedanta declara que este universo también lo es.

Los sueños representan los contrarios. Un rey que tiene alimentos en abundancia, sueña que está pidiendo limosna en las calles para poder comer. Un discípulo casto y puro sueña que está sufriendo una enfermedad venérea. Un caballeroso soldado sueña que sale huyendo del campo de batalla por miedo al enemigo. Un hombre débil y enfermo sueña que se ha muerto. También sueña que su padre, que está vivo, ha muerto y llora en la noche. Él también experimenta que asiste a la incineración de su padre. En otros casos, un hombre que vive en la ciudad sueña que se topa con un tigre y un león y chilla fuerte en plena noche. Agarra su almohada pensando que es su baúl de equipaje y se dirige a la estación de tren. Después de caminar una distancia pequeña se da cuenta de que era un sueño y vuelve a su casa. Algunas personas sueñan que están sentadas en el retrete y se orinan efectivamente en sus camas.

Tan pronto como te despiertas, el sueño se vuelve irreal. El estado de vigilia no existe en el sueño. Y ambos, el estado de vigilia y de sueño, no están presentes en el sueño profundo. El estado de sueño profundo no está presente ni en el sueño, ni en el estado de vigilia. Por lo tanto, los tres estados son irreales y son causados por las tres cualidades constituyentes de la naturaleza: Sattva, Rajas y Tamas.

Brahman, o lo Absoluto, es el testigo silencioso de los tres estados. Brahman también trasciende las tres cualidades anteriores, su naturaleza esencial es pura felicidad y consciencia pura, es Existencia Absoluta.

jueves, 28 de octubre de 2010

Breve Análisis de los Sueños


El análisis de los sueños y sus causas, realizado por los psicoanalistas, es defectuoso. Ellos sostienen que la causa que crea los sueños radica en los deseos reprimidos del sujeto que sueña. Si esto fuera así, ¿se podrían crear sueños a voluntad mediante la supresión de los deseos? No, no se puede hacer eso.

Dicen también que los deseos estimulan o ayudan a la creación de los sueños, pero no saben qué es lo que proporciona el material con el que se construyen los sueños, ni qué es lo que convierte a los deseos en expresiones concretas, permitiendo al que sueña ver sus propios deseos reprimidos, materializados en expresiones oníricas que aparecen ante sí como si fueran reales. 

Los deseos sólo proporcionan el impulso y la mente crea el sueño a partir de los materiales suministrados por las experiencias producidas durante el estado de vigilia. Las criaturas de los sueños surgen desde el substrato de los Samskaras o impresiones de la mente subconsciente y de la mala digestión.

Taijasa es el que sueña. Es la personalidad del estado de vigilia, la que crea la personalidad en el estado de sueño. La personalidad del estado de sueño existe como el objeto de la personalidad del estado de vigilia y es real en la medida en que lo es la segunda. Los estados de vigilia y de soñar no existen independientemente cada uno por su cuenta como entidades reales. ¿Por qué soñamos?

Se han dado muchas respuestas a esta pregunta.

Los sueños no son sino un reflejo de nuestra experiencia de vigilia en una nueva forma.

El punto de vista médico es que los sueños se deben a algunas perturbaciones o alteraciones orgánicas del cuerpo, pero especialmente en la zona del estómago.

Algunas veces aparecen en los sueños las señales de enfermedades incipientes.

Para Sigmund Freud todos los sueños, sin excepción, son la satisfacción de deseos. Sostiene Freud que el mero estímulo físico no es el responsable de la producción de los sueños, que el mecanismo de los sueños es muy complejo y que los deseos tienen una naturaleza inmoral, que se rebelan contra el yo de la moral, que ejerce un control sobre su apariencia.

Por eso, los deseos aparecen disfrazados para evadirse del censor interno de la moral. Muy pocos sueños presentan los deseos tal como son realmente.

Los sueños son gratificaciones parciales de los deseos, que alivian la tensión mental y así nos permiten disfrutar de reposo. Los sueños son válvulas de seguridad frente a los fuertes impulsos (pulsiones).

Conocerás a tu yo-animal (yo inferior, sede de los instintos) en el sueño. Sin embargo, los objetos que se manifiestan durante el estado de sueño son a menudo similares, en muchos aspectos, a aquellos otros que uno percibe durante su estado de vigilia. Durante el estado de sueño uno habla con los miembros de su familia y sus amigos, come la misma comida, contempla ríos, montañas, automóviles, jardines, calles, océanos, templos; trabaja en la oficina, contesta las preguntas de un examen en el aula y pelea y riñe con algunas personas. Esto muestra que cuando el hombre se queda dormido no abandona las consecuencias de su relación pasada con los objetos existentes en el estado de vigilia.

A la persona que experimenta los tres estados de la consciencia, es decir, Jagrat o estado de vigilia, Svapna o estado de dormido soñando (sueño), y Sushupti o estado de sueño profundo (sin soñar), se la llama Visva en el estado de vigilia, Taijasa en el estado soñando y Prajna en el estado de sueño profundo.

Cuando uno se levanta después de haber dormido, es Visva quien recuerda la experiencia de Prajna durante el sueño profundo y dice: “He dormido profundamente. No recuerdo nada”. Puesto que el recuerdo del disfrute o experiencias durante el estado de sueño profundo no es posible.

Las reacciones ante los sueños varían según la aptitud mental, el temperamento y la dieta de la persona.

Todos los sueños son cuestión de algunos segundos. Durante diez segundos, tú podrás experimentar sueños, en los cuales suceden diversos acontecimientos, que abarcan varios años de la vida. Algunos recuerdan sueños ocasionalmente, mientras que otros los experimentan diariamente. Pero ninguno puede dormir sin tener sueños, con independencia de que al despertar los recuerden o no.

El sol es la fuente y el lugar de reposo temporal de sus rayos. Los rayos se emiten desde el sol y se extienden en todas las direcciones en el momento del amanecer. En el ocaso, ellos entran dentro del sol y se recogen allí y vuelven luego a aparecer con el siguiente amanecer. De forma análoga, el estado de vigilia y de soñar se hacen visibles desde su fuente –el estado de sueño profundo– y vuelven luego a entrar dentro de él, desaparecen y se recogen allí para volver otra vez a seguir su curso.

Cualquier cosa que aparece en el mundo de los sueños es la copia o imagen del mundo del estado de vigilia. No es sólo la copia de los objetos que se han visto, experimentado, o con los que se ha tratado en la vida actual, sino que puede ser la copia de otros objetos vistos, experimentados, o con los que se ha tratado en cualquier vida anterior a la de este mundo actual. Por lo tanto, no se puede decir que el mundo de los sueños sea independiente del mundo del estado de vigilia.

Los objetos que se ven en el estado de vigilia, se ven siempre fuera del cuerpo, son por lo tanto externos al sujeto que sueña, mientras que el mundo de los sueños es siempre interno al que sueña. Esa es la única diferencia entre ellos.

Durante el estado de soñar, la totalidad del mundo de vigilia desaparece en el estado de sueño, por ello, no es posible encontrar los rasgos diferenciadores que pudieran ayudar al que sueña a distinguir el mundo de vigilia del otro mundo de los sueños.

Algunos científicos y filósofos occidentales elaboraron sus conclusiones en base a las observaciones realizadas de sus experiencias del estado de vigilia. Mientras que los investigadores vedantines utilizan sus experiencias de los tres estados, a saber: la vigilia, el dormir soñando y el sueño profundo y entonces obtienen sus conclusiones. Por lo tanto, son esas últimas conclusiones las más verdaderas, correctas, perfectas, completas e integrales, mientras que las de los otros investigadores son parciales y sesgadas.

Algunos tipos de sonidos externos, tales como los de una campana, el timbre del despertador, los golpes en la puerta o en la pared, el soplido del viento, el golpeteo de la lluvia, el crujido de las hojas, el pitido de una bocina de un coche, el chasquido de una ventana, etc, pueden producir en la mente del que sueña una diversidad de fantasías o imágenes oníricas. Esos sonidos producen sensaciones, que aumentan según el poder de imaginación del que sueña y de la sensibilidad de su mente, causando así sueños muy sofisticados.

Si tocas el pecho del que está soñando con la punta de un alfiler, puede que sueñe entonces que alguien le ha dado un fuerte golpe en su cuerpo o que le han apuñalado con una daga.

El alma individual no sabe que está soñando durante su estado de sueño y no es consciente de sí misma, ya que está limitada por las Gunas de Prakriti. De modo que contempla pasivamente las creaciones de su mente que sueña y que pasan ante él como resultado de los efectos producidos por las impresiones subconscientes (Samskaras) de su estado de vigilia.

Es posible, para una persona que sueña, permanecer consciente durante su estado de sueño, del hecho de que está soñando ¡Aprende a ser testigo de tus propios pensamientos durante el estado de vigilia! Entonces podrás darte cuenta durante el estado de sueño de que estás soñando. Así podrás cambiar, detener o crear independientemente tus propios pensamientos en el estado de sueño. Podrás ser capaz de mantenerte alerta y consciente durante el estado de sueño.

Si los pensamientos durante el estado de vigilia están controlados entonces también podrás controlar los pensamientos en los sueños.

Algunas veces los sueños son muy interesantes y se convierten en hechos ciertos. Pueden predecir acontecimientos venideros. Por ejemplo, un hombre que vivía en Haridwar soñó el día uno de enero de 1947 que él iría a Benarés la noche del tres de enero. Y así sucedió realmente. En otro caso, un oficial del ejército sueña que será destinado a Allahabad. A la mañana siguiente recibe la orden con el nuevo destino. Otro hombre sueña que se encontrará con un accidente de coche el próximo sábado. Y también ocurrió así.

Se puede encontrar destellos de profunda sabiduría a través de la reflexión sobre los sueños. Nadie se ha conocido a sí mismo verdaderamente si antes no ha estudiado sus sueños. El estudio de los sueños muestra cuan misteriosa es nuestra alma. Los sueños nos revelan ese aspecto de nuestra naturaleza que trasciende el conocimiento racional. Cada sueño tiene su significado. Un sueño es como una carta escrita en un lenguaje desconocido.

Muchos enigmas de la vida se solucionan por medio de pistas dejadas en los sueños. Los sueños indican en qué dirección discurre la vida espiritual de una persona. De esa forma se puede recibir consejo adecuado para la autocorrección (mejora) personal a través de los sueños. Uno puede saber cómo actuar en una situación particular gracias a los sueños. Los sueños muestran un camino, desconocido para la consciencia en estado de vigilia. A veces, aparecen sabios y santos en los sueños durante los tiempos difíciles, y señalan el camino adecuado.

Los vedantines estudian muy profunda y cuidadosamente los estados de sueño y de sueño profundo y demuestran con la lógica que el estado de vigilia es tan irreal como el estado de dormir soñando. Ellos declaran que la única diferencia entre los dos estados consiste en que el estado de vigilia es un largo sueño, Deergha Svapna.

Mientras que la persona dormida está soñando, los objetos del sueño son reales. Cuando se despierta, el mundo de los sueños se vuelve entonces falso. Cuando uno alcanza la iluminación o el conocimiento de Brahman, este mundo percibido durante el estado de vigilia llega a ser tan irreal como el mundo de los sueños.

La auténtica verdad es que nadie duerme, sueña o se despierta, por que no existe realidad esencial en estos estados.

Trascended los tres estados y descansad en el cuarto estado, Turiya, el estado de la eterna dicha absoluta de Brahman, Satchidananda Svaroopa.


martes, 27 de julio de 2010

Cómo Llegó Dios a Mi Vida



Sería sencillo responder la pregunta diciendo: “Sí, después de un período prolongado de intensas austeridades y meditaciones, y mientras estaba viviendo en el Swaragashram, cuando tuve la Darshan (visión divina) y las bendiciones de muchos Maharishis (grandes sabios), entonces se me presentó el Señor en la forma de Sri Krishna”.

Más esa no sería toda la verdad, ni siquiera una respuesta suficiente para una pregunta referida a Dios, quien es infinito, ilimitado y está más allá del alcance del lenguaje y de la mente humana.

El estado de Consciencia Cósmica no es un accidente, o una cuestión de suerte. Es la cima, a la que se accede por una senda espinosa, que tiene peldaños; peldaños resbaladizos. Los subí uno por uno, un camino duro; pero, en cada nivel, experimenté a Dios llegando a mi vida y levantándome con facilidad hasta el nuevo peldaño.

A mi padre le gustaban las ceremonias devocionales, en las que era muy regular. Para mi mente de niño, Dios era la imagen que él adoraba; y me encantaba ayudarlo en sus actos piadosos, llevándole flores y otros objetos devocionales. La profunda satisfacción interior que él y yo obteníamos de tal adoración, instauró en mi corazón una convicción fuerte, que Dios estaba en tales imágenes, que eran adoradas con reverencia por Sus devotos. Así fue como Dios llegó por primera vez a mi vida y como colocó mis pies en el primer peldaño de la escalera espiritual.

Ya crecido me gustaba la gimnasia y los ejercicios vigorosos. Aprendí esgrima de un instructor que pertenecía a una casta baja. Era un Harijan. Pude asistir a sus clases sólo durante unos pocos días, hasta que me hizo entender que no era propio –para alguien perteneciente a la casta Brahmín– ser el alumno de un intocable. Pensé profundamente sobre el tema. En determinado momento, sentí que el Dios al que adoraba en la imagen que había en el cuarto de oración de mi padre (la capilla familiar), había saltado hasta el corazón de este intocable. Lo consideré entonces mi Guru. Así que fui de inmediato a verlo con flores, dulces y ropas, le puse una guirnalda, coloqué flores a sus pies y me postré ante él. De este modo, Dios llegó a mi vida para quitar el velo de la distinción de las castas.

Poco tiempo después, pude apreciar cuan valioso había sido ese paso, pues estaba a punto de ingresar en la profesión médica y servir así a todos; pero si hubiera continuado con mi creencia en la distinción de castas, habría convertido ese servicio en una burla. Con esta bruma disipada por la luz de Dios, fue sencillo y natural para mí servir a todos. Me complacía profundamente todo tipo de servicio relacionado con la sanación y el alivio de la miseria humana. Si había una buena prescripción para la malaria, sentía que todo el mundo debía conocerla de inmediato. Estaba impaciente por adquirir y compartir con todos, cualquier conocimiento relativo a la prevención y cura de las enfermedades, y a la promoción de la salud.

Luego, en Malasia, Dios vino a mí en la forma del enfermo. Es difícil para mí seleccionar algún ejemplo, y quizás sea innecesario. El tiempo y el espacio son conceptos de la mente y no tienen ningún significado en Dios. Ahora, puedo volver la vista atrás y contemplar toda mi estancia en Malasia como si fuera un solo acontecimiento, en el que Dios vino a mí en la forma del enfermo y del que sufre. Las personas están enfermas, física y mentalmente. Para unos, la vida es una muerte permanente; y para otros, la muerte es mejor recibida que la vida; algunos incluso invitan a la muerte y se suicidan, incapaces de enfrentar la vida.

Dentro de mí creció la esperanza de que si Dios no había hecho este mundo sólo como un infierno, donde las personas malvadas eran arrojadas para sufrir, y que si (como sentía intuitivamente que debía ser) había algo más que esta miseria y esta existencia indefensa, entonces eso debía conocerse bien y experimentarse por todos.

Fue en este punto crucial de mi vida cuando Dios vino a mí como un monje mendicante que me dio mi primera lección de Vedanta. Se me hicieron evidentes los aspectos positivos de la vida aquí, y el propósito y objetivo verdadero de la vida humana. Esto me llevó desde Malasia hasta el Himalaya. Dios llegó a mí en la forma de un anhelo –que lo consumía todo– por experimentarlo a Él como el Ser de todo.

La meditación y el servicio vinieron con rapidez; y luego llegaron diversas experiencias espirituales. El cuerpo, la mente y el intelecto, como tales accesorios limitadores, se desvanecieron, y todo el universo brilló como Su Luz. En ese momento, Dios vino en la forma de esta Luz, en la que todo asumió una forma divina, y el dolor y el sufrimiento, que parecían afectar a todos, se me presentó como un espejismo, como la ilusión creada por la ignorancia, debido a los bajos apetitos sensuales que acechan dentro del hombre.

Un hito más debió superarse para saber que “todo es Brahmán”. A principios de 1950 –el 8 de Enero– el Señor llegó a mí en la forma de un agresor medio loco, que quiso matarme durante el Satsang nocturno del Ashram. Su intentó falló. Me incliné ante él, lo adore y lo envié a su hogar. El mal existe a fin de glorificar el bien. El mal es una apariencia superficial. Bajo tal velo, el Ser único brilla en todo.

Aquí debo mencionar un hecho notable. En esta evolución, nada de lo que se ganó previamente, se descarta por entero en ninguna etapa posterior. Lo anterior se combinó con lo siguiente, y el Yoga de Síntesis fue el fruto. Se me reveló que la adoración a las imágenes de Dios, el servicio a los enfermos, la práctica de la meditación, y el cultivo del amor cósmico que trasciende las barreras de casta, credo y religión, tienen su meta final en alcanzar el estado de Consciencia Cósmica. Este conocimiento tenía que compartirse inmediatamente. Todo esto tenía que transformarse en una parte integral de mi ser.

La misión se fue fortaleciendo y expandiendo. Fue en 1951 cuando emprendí una gira alrededor de toda la India. Entonces, Dios llegó a mí en Su Virat Swarupa, en la forma de multitudes de devotos ansiosos de escuchar los principios de la Vida Divina. En cada lugar sentí que Dios hablaba a través mío, y que Él Mismo, en Su forma cósmica, estaba extendido delante de mí como la multitud que me escuchaba. Él cantaba conmigo, oraba conmigo; Él hablaba y Él era también quien escuchaba. “Sarvam Khalvidam Brahma”, “Realmente todo es Brahman”. 
Swami Sivananda

lunes, 3 de mayo de 2010

El Yoga del Sueño


CAPITULO XVII
DISCIPLINA DEL YOGA DEL SUEÑO
Aquellos aspirantes que sinceramente anhelen la experiencia mística directa, incuestionablemente deben incuestionablemente deben comenzar con la disciplina del Yoga del sueño.
Es ostensible que el gnóstico debe ser exigente consigo mismo y aprender a crear condiciones favorables para el recuerdo y comprensión de todas esas experiencias íntimas que siempre ocurren durante el sueño.
Antes de acostarnos para el descanso de los afanes y fatigas del diario vivir, conviene poner la debida atención al estado en que nos encontramos.
Los devotos, que debido a las circunstancias llevan vida sedentaria, nada pierden y mucho ganan su antes de acostarse realizan un paseo corto a paso vivo y al aire fresco; tal paseo aflojará sus músculos.
Sin embargo, conviene aclarar que jamás debemos abusar de los ejercicios físicos; necesitamos vivir armoniosamente.
La cena, merienda o comida final del día, debe ser ligera, libre de manjares pesados o estimulantes, evitando cuidadosamente el ingerir elementos que puedan desvelarnos, quitarnos el sueño.
La forma más elevada de pensar es no pensar. Cuando la mente está quieta y en silencio, libre de los afanes del día y de las ansiedades mundanas, se encuentra entonces en un estado ciento por ciento favorable para la práctica del Yoga del sueño.
Cuando realmente trabaja el centro emocional superior concluye, aunque sea por breve tiempo, el proceso del pensar.
Es evidente que el mencionado centro entra en actividad con la embriaguez dionisíaca.
Tal arrobamiento se hace posible al escuchar con infinita devoción las sinfonías deliciosas de un Wagner, de un Mozart, de un Chopin, etc.
La música de Beethoven, muy especialmente resulta extraordinaria para hacer vibrar intensivamente al centro emocional superior.
En ella encuentra el gnóstico sincero un inmenso campo de exploración mística, porque no es música de forma sino de ideas arquetípicas inefables; cada nota tiene su significado; cada silencio una emoción superior.
Beethoven, al sentir tan cruelmente los rigores y pruebas de la “Noche espiritual”, en vez de fracasar como muchos aspirantes, fue abriendo los ojos de su intuición al súper naturalismo misterioso, a la parte espiritual de la naturaleza, a esa región donde viven los Reyes angélicos de ésta Gran Creación Universal: Tláloc, Huehueteotl, etc., etc.
Ved al “músico-filósofo” a lo largo de su existencia ejemplar. Sobre su mesa de trabajo tiene constantemente a la vista a su Divina Madre Kundalini, la inefable NEITH, la TONANTZÍN de ANAHUAC, la suprema Isis egipcia.
Se nos ha dicho que el citado gran Maestro había puesto al pie de aquella figura adorable una inscripción, de puño y letra del mismo, que misteriosa reza:
“Yo soy la que ha sido, es y será, y ningún mortal ha levantado mi velo”.
El progreso íntimo revolucionario se hace imposible sin el auxilio inmediato de nuestra Divina Madre Tonantzín.
Todo hijo agradecido debe amar a su madre; Beethoven amaba entrañablemente a la suya.
Fuera del cuerpo físico, en las horas del sueño, el alma puede platicar con su Divina Madre; empero, es evidente que debemos empezar con la disciplina del sueño.
Necesitamos prestar atención a la recámara en la que hemos de dormir. La decoración debe ser agradable. Los colores más deseables para los fines que se persiguen -a despecho de lo que otros autores aconsejan- son, precisamente, las tres tonalidades primarias: azul, amarilla y roja.
Indubitablemente, los tres colores básicos se corresponden siempre con las tres fuerzas primarias de la naturaleza (el santo TRIAMANZIKAMNO). Santo afirmar, santo negar y santo conciliar.
No está de más recordar que las tres fuerzas originales de ésta Gran Creación cristalizan siempre en forma positiva, negativa y neutra.
La “causa causorum” del santo TRIAMANZIKAMNO se encuentra oculta en el elemento activo OKIDANOK; éste último, en sí mismo, es tan sólo la emanación del sagrado absoluto solar.
Obviamente, el rechazo a los tres colores fundamentales, después de todas éstas razones expuestas, equivale, por simple deducción lógica, a caer en un despropósito, en un desatino.
El Yoga del Sueño resulta extraordinario, maravilloso, formidable; sin embargo, suele ser muy exigente.
La recámara debe estar siempre muy bien perfumada y ventilada, mas no inundada con el sereno frío de la noche.
Después de una detallada revisión de sí mismo y de la recámara en la que hemos de dormir, el gnóstico debe examinar su cama.
Si observamos cualquier brújula, podemos verificar por nosotros mismos que la aguja se orienta hacia el norte.
Incuestionablemente, es posible aprovechar conscientemente esa corriente magnética del mundo que fluye siempre de Sur a Norte.
Orientemos el lecho en forma tal que la cabecera quede siempre hacia el Norte; así podremos usar inteligentemente la corriente magnética indicada por la aguja.
El colchón no tiene que ser exageradamente duro ni tampoco demasiado blando, es decir, tiene que tener una elasticidad tal que en modo alguno afecte a los procesos psíquicos del durmiente.
Los resortes chillones o una cabecera que cruja y gima al menor movimiento del durmiente, constituyen un serio obstáculo para éstas prácticas.
Se colocan debajo de la almohada un cuaderno o libreta y un lápiz, de modo tal que se les pueda encontrar fácilmente en la oscuridad.
Las ropas de cama deben ser frescas y muy limpias; debe perfumarse la funda de la almohada con nuestra fragancia preferida.
Después de cumplir con todos estos requisitos, el asceta gnóstico procederá a dar el segundo paso de esta disciplina esotérica.
Se meterá en su lecho y, habiendo apagado las luces, se acostará en decúbito dorsal, es decir, sobre sus espaldas, con los ojo cerrados y las manos sobre el plexo solar.
Se quedará completamente quieto durante algunos instantes y, después de haberse aflojado o relajado totalmente, tanto en lo físico como en lo mental, se concentrará en Morfeo, el Dios del sueño.
Incuestionablemente, cada una de las partes aisladas de nuestro Real Ser ejerce determinadas funciones, y es precisamente Morfeo (no se confunda con Orfeo) el encargado de educarnos en los misterios del sueño.
Sería algo más que imposible trazar un esquema del Ser; empero, todas las partes espiritualizadas, aisladas, de nuestra presencia común, quieren la perfección absoluta de sus funciones.
Cuando nos concentramos en Morfeo, éste se alegra por la brillante oportunidad que le brindamos.
Es urgente tener fe y saber suplicar. Nosotros debemos pedirle a Morfeo que nos ilustre y despierte en los mundos suprasensibles.
A esta altura comienza a apoderarse del gnóstico Esoterista una somnolencia muy especial, y entonces adopta la postura del león:


“Echado sobre su costado derecho, con la cabeza apuntando hacia el Norte, recoge las piernas hacia arriba lentamente hasta que las rodillas queden dobladas. En esta posición la pierna izquierda se apoya sobre la derecha; luego coloca la mejilla derecha sobre la palma de la mano derecha y deja que el brazo izquierdo descanse sobre la pierna del mismo lado”.
Al despertar del sueño normal no debemos movernos, porque es claro que con tal movimiento se agitan nuestros valores y se pierden los recuerdos.
Indubitablemente, el ejercicio retrospectivo se hace indispensable en tales instantes, cuando deseamos recordar con entera precisión todos y cada uno de nuestros sueños.
El gnóstico debe anotar muy cuidadosamente los detalles del sueño o sueños en la libreta o cuaderno que colocó debajo de la almohada para este propósito.
Así podrá llevar un record minucioso sobre su progreso íntimo en la yoga del sueño.
Aunque sólo quedaren en la memoria vagos fragmentos del sueño o sueños, éstos deben ser cuidadosamente registrados.
Cuando no ha quedado nada en la memoria, debe iniciarse el ejercicio retrospectivo con base en el primer pensamiento que hayamos tenido en el instante preciso del despertar; obviamente, aquél se encuentra asociado íntimamente al último sueño.
Necesitamos aclarar solemnemente que el ejercicio retrospectivo se inicia antes de haber retornado totalmente al estado de vigilia, cuando aún nos encontramos en estado de somnolencia tratando de seguir conscientemente la secuencia del sueño.
La práctica del mencionado ejercicio se comienza siempre con la última imagen que hubiéramos tenido instantes antes de regresar al estado de vigilia.
Terminaremos este capítulo afirmando solemnemente que no es posible pasar más allá de esta parte relacionada con la disciplina del yoga del sueño a menos que hayamos logrado la memoria perfecta de nuestras experiencias oníricas.



CAPITULO XVIII
EL SUEÑO TÁNTRICO
Indubitablemente, resulta urgente repasar mensualmente nuestro cuaderno o libreta de notas con el propósito de verificar por nosotros mismos el progresivo adelanto de la memoria onírica.
Cualquier posibilidad de olvido debe ser eliminada. No debemos continuar con las prácticas subsiguientes en tanto no hayamos logrado la memoria perfecta.
Resultan particularmente interesantes aquellos dramas que parecen salir de otros siglos o que se desarrollan en medios o ambientes que nada tienen que ver con la existencia de vigilia del soñador.
Hay que estar en estado de alerta percepción, alerta novedad, y poner muy especial atención al estudio de los detalles que incluyen cuestiones específicas, pláticas, reuniones, templos, actividades inusitadas con otras personas, etc., etc., etc.
Logrado el desarrollo íntegro de la memoria onírica, eliminada ya cualquier posibilidad de olvido, el proceso de simbolización abrirá el camino de la revelación.
A la ciencia básica de la interpretación de los sueños debemos buscarla en la ley de las analogías filosóficas, en la ley de las analogías de los contrarios y en la ley de las correspondencias y de la numerología.
Las imágenes astrales, reflejadas en el espejo mágico de la imaginación, jamás se deben traducir literalmente pues son sólo representaciones simbólicas de las ideas arquetípicas y deben ser utilizadas de la misma manera que un matemático utiliza los símbolos algebraicos.
No está de más afirmar que tal género de ideas desciende del mundo del Espíritu puro.
Obviamente, las ideas arquetípicas que descienden del Ser devienen maravillosas informándonos, yo sobre el estado psicológico de tal o cual centro de la máquina, ya sobre asuntos esotéricos muy íntimos, ya sobre posibles éxitos o peligros, etc., envueltas siempre entre el ropaje del simbolismo.
Abrir tal o cual símbolo astral, tal o cual escena o figura, con el propósito de extraer la idea esencial, sólo es posible a través de la “meditación del Ser lógica y confrontativa”.
Al llegar a este estado de la disciplina del yoga del sueño, se hace indispensable entrar en el aspecto Tántrico de la cuestión.
La sabiduría antigua enseña que Tonantzín (Devi Kundalini), nuestra Divina Madre Cósmica particular (pues cada persona tiene la suya propia), puede adoptar cualquier forma pues es el origen de todas las formas. Por lo tanto, conviene que el gnóstico medite sobre ella antes de quedarse dormido.
El aspirante deberá entrar diariamente en el proceso del sueño repitiendo con mucha fe la siguiente oración: “TONANTZÍN, TETEOINAN, ¡oh!, Mi madre, ven a mí, ven a mí”.
Según la ciencia Tántrica, si el gnóstico insiste en esta práctica, más tarde o más temprano habrá de surgir como por encanto, de entre las cambiantes y amorfas expresiones de sus sueños, un elemento iniciador.
Hasta tanto no haya identificado íntegramente a ese iniciador, es indispensable continuar registrando sus sueños en la libreta o cuaderno.
El estudio y análisis profundo de cada sueño anotado resulta impostergable en la disciplina esotérica del sueño Tántrico.
Incuestionablemente, el gnóstico sincero que llega a este estadio de la disciplina Tántrica se encuentra, por tal motivo, listo para dar el paso siguiente, el cual será el tema de nuestro próximo capítulo.


CAPITULO XIX
PRÁCTICA DEL RETORNO
Cuando el aspirante ha realizado con pleno éxito todos los ejercicios gnósticos relacionados con el esoterismo de sueño, es ostensible que entonces se encuentra íntimamente preparado para la práctica del retorno.
En el capítulo anterior algo dijimos sobre el elemento iniciador que surge como por encanto de entre las cambiantes y amorfas expresiones de sus sueños.
Ciertas personas muy psíquicas, refinadas e impresionables, han poseído siempre en sí mismas al elemento iniciador.
Tales personas se caracterizan por la repetición continua de un mismo sueño; esos psíquicos reviven periódicamente tal o cual escena o ven en sus experiencias oníricas, en forma constante, a ésta o aquella criatura o símbolo.
Cada vez que el elemento iniciador -sea este último símbolo, sonido, color o persona, etc.- es recordado al despertar del sueño normal, el aspirante, con los ojos aún cerrados, continúa visualizando la imagen clave familiar y luego, intencionalmente, tratará de dormirse nuevamente prosiguiendo con el mismo sueño.
Con otras palabras diremos que el aspirante intenta volverse consciente de su propio sueño y por ello prosigue intencionalmente con el mismo, pero llevándolo al estado de vigilia, con plena lucidez y autocontrol.
Se convierte así en espectador y actor de un sueño, con la ventaja, por cierto nada despreciable, de poder abandonar la escena a voluntad para moverse libremente en el mundo astral.
Entonces, el aspirante, libre de todas las trabas de la carne, fuera de su cuerpo físico, se habrá desprendido de su viejo y familiar ambiente penetrando en un universo regido por leyes distintas.
La disciplina del estado de sueño de los tántricos budhistas conduce didácticamente al despertar de la conciencia.
El gnóstico sólo puede despertar, al estado verdadero de iluminación, comprendiendo y desintegrando sueños.
Las sagradas escrituras del Indostán afirman solemnemente que el mundo entero es el sueño de Brahama.
Partiendo de este postulado hindú, afirmaremos en forma enfática lo siguiente: "Cuando Brahama despierta, el sueño concluye".
En tanto el aspirante no haya logrado todavía la disolución radical, no sólo de los sueños en sí mismos, sino también de los resortes psicológicos que los originan, el despertar absoluto será algo más que imposible.
El despertar definitivo de la conciencia sólo es posible mediante una transformación radical.
Los cuatro Evangelios Crísticos insisten en la necesidad de despertar; Desgraciadamente, las gentes continúan dormidas...
QUETZALCOATL, EL CRISTO MEXICANO, ciertamente fue un hombre ciento por ciento despierto.
La multiplicidad de sus funciones también nos indica con entera precisión lo antiquísimo de su culto y la profunda veneración con que se le veía en todo centro América.
Los Dioses santos de Anahuac son hombres perfectos en el sentido más completo de la palabra; criaturas absolutamente despiertas; seres que erradicaron de su psiquis a toda posibilidad de soñar.
TLÁLOC, “el que hace brotar”, Dios de las lluvias y del rayo, siendo Dios es también un hombre despierto, alguien que tuvo que eliminar de su psiquis no sólo a sus sueños sino, además a toda posibilidad de soñar. Es el individuo sagrado principal de la antiquísima cultura olmeca, y aparece siempre con la máscara del tigre-serpiente en las hachas colosales y en diversas figuras de jade.
TEZCATLIPOCA Y HUITZILOPOCHTLI, criaturas del fuego, vivas representaciones de la noche y del día, son también hombres despiertos, seres que lograron pasar más allá de los sueños.
Fuera del cuerpo físico, el hombre despierto puede invocar a los Dioses santos de los aztecas, mayas, toltecas, etc.
Los Dioses de los códices Borgia, Borbónico, etc., etc., etc., vienen al llamado del hombre despierto.
Mediante el auxilio de los Dioses santos, el hombre despierto puede estudiar, en la luz astral, la Doctrina secreta de ANAHUAC.

Samuel Aun Weor. La Doctrina Secreta de Anahuac.